El Camino Catalán inicia en el Monasterio de Montserrat y al llegar a la localidad de Tárrega se divide en dos ramales. Uno de ellos se dirige a Zaragoza, hasta llegar a Pina de Ebro, donde confluye con el Camino del Ebro.
El otro ramal pasa por el Monasterio de San Juan de la Peña y llega a Santa Cilia de Jaca para enlazar con el Camino Francés que viene de Somport.
Es ya en Logroño, donde vuelven a unirse las dos rutas procedentes de Cataluña.
En 1992, el Monasterio de Montserrat fue elegido como punto de partida del Camino Catalán debido a que su fundador y abad Cesareo, fue el primer peregrino catalán documentado que llegó a Santiago.
Esta ruta destaca por sus paisajes y su rico patrimonio artístico y cultural.
Historia
El Camino de Santiago Catalán, también conocido como Camí de Sant Jaume, recibía a los peregrinos que venían por dos vías distintas: por tierra, después de atravesar los Pirineos por el paso de La Junquera; y por mar, para aquellos que llegaban al puerto de Barcelona desde otras ciudades costeras, como las de la península itálica, Córcega, Cerdeña, Sicilia, Baleares, Chipre, Grecia y Tierra Santa.
Este camino está documentado ya desde el siglo X, lo cual atestigua su antigüedad. También se sabe que, tras desembarcar, lo habitual era dirigirse al Monasterio de Montserrat, habitado por monjes benedictinos que ofrecían su hospitalidad y cuidados a los romeus (peregrino en catalán).
INFORMACIÓN PARA EL PEREGRINO
El Camino Catalán que va hacia Santa Cilia de Jaca, no presenta desniveles importantes en la mayor parte del recorrido, aunque a partir de Loarre entra en una zona más montañosa y podemos encontrar subidas y bajadas algo más duras.
El ramal que se dirige a Pina de Ebro no implica grandes dificultades. Una zona a tener en cuenta es el tramo que cruza los Monegros debido al intenso calor en verano y por el fuerte viento, habitual en primavera y otoño.
No hay albergues en todas las etapas pero hay oferta de alojamientos turísticos donde hacen descuentos a los peregrinos.